Dionisios y Euterpe se conjuran. Saben a tímido verano las callejuelas escuras. Una luna redondísima, anaranjada, anuncia su llegada. La plaza que vio a reyes medievales morir entre sus brazos, que escucha cada domingo un tenaz órgano latiendo en Santa María, que baila al compás de los niños que entran a la escuela, corre corre que cierran; esa plaza, esta noche, se calza de notas, caracolea en unas manos danzarinas y todo empieza. Eddie Palmieri se entrega a su teclado, rendidos todos ante la trompeta mágica de Brian Lynch.
sábado, junio 30, 2007
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1 comentario:
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Encuentro con nossotros mismos al borde del espejo...
Desde Palimpsesto, al otro lado del espejo...
BELMAR
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